Skip to content

Adrian y Angie

Angie: Una comunidad chiquita, porque está chiquita y todos nos conocemos, so, no lo cambiaría por nada.
Adrian: No, I don’t trust you on the ladder anymore.
Angie: Pues yo creo que si todos los padres tuvieran un hijo como mi hijo, tuvieran lo mejor que Dios les había mandado.
Y al momento se te cae tu mundo. Pero sabiendo un poquito de programas que hay en televisión… no se discute mucho, pero lo poquito que oía, verdad… Está él en el baño y yo lo estoy viendo cómo está. Él me dice que iba a estar bien. Yo no sé cómo llegué a la emergencia con él, pero llegué que él no podía respirar. Llegué deteniéndolo porque él no podía caminar. En ese tiempo andaba pues el flu malo, verdad que… Y para mí eso era. Entonces, cuando la persona le dice: “Te vamos a hacer un examen para HIV” no sé cómo…no pude reaccionar. Nomás me acuerdo que estaba asustado. Me tuve que hacer fuerte como una madre se hace, como esa pared que todo el tiempo le ha dicho que soy para todos mis hijos, más para él. Y yo me acuerdo que me siento en el reclinable que estaba enseguida de él.
Me dice: “Es que vinieron a decirme los resultados de los exámenes” “Ah sí, m’hijito, ¿qué es lo que tienes?” Dijo: “Tengo HIV.”
Aquella pared se hizo más fuerte que nunca. Le dije: “Ok. Pero tú sabes que hay muchas medicinas, no tenemos por qué tener miedo de nada. Y vamos a seguir adelante. Todo el tiempo he estado para ti y voy a estar para ti”. Adrian: Ella no quiso irse, incluso cuando le dije, sabes, puedes ir a buscar algo de comer. No tienes que comer la comida del hospital. Vuelve a casa. En secreto, yo estaba agradecido de que ella no lo hizo.
Angie: Y yo todo el tiempo digo: “Dios no te manda lo que…algo que tú no vas a poder hacer”. Ahora lo miro contento, más sano, sus exámenes ya no notables de su enfermedad.
¿Cómo estás? ¿Bien?
Adrian: Bien.
Me adhiero a mis medicamentos según las indicaciones. Ahora estoy muy saludable, afortunadamente. Soy indetectable.
Angie: Pero de que mi hijo lo que ha pasado y lo que está pasando, y se mantiene una persona fuerte. Y eso es lo que me hace fuerte a mí también. Nos hacemos fuertes uno y otro, porque estamos pa’ uno y otro. Y me hace sentir bien orgullosa de él.
Si gusta mas información para apoyar a un ser querido viviendo con VIH, visite familia.masquesida.org.

Angie sabe que no hay nada en el mundo que pueda cambiar el amor que tiene para su hijo, Adrian. Cuando se enteraron que Adrian estaba viviendo con el VIH, ella le aseguro que hay muchos tratamientos y que no había razón porque tener miedo. Juntos, podían sobrepasar cualquier obstáculo.